La historia del Caminito del Rey

El próximo año, 2021, se cumplirá un siglo de la inauguración de los embalses de Guadalhorce-Guadalteba y del paseo de Alfonso XII por esta peculiar vía suspendida en el cañón del río Guadalhorce. Hoy, está al servicio del turismo nacional e internacional. 

Los orígenes del Caminito del Rey tienen que ver con la necesaria expansión de la economía de Andalucía. El paraje natural del Desfiladero de los Gaitanes, situado en el centro de la provincia de Málaga, parecía el lugar más adecuado para diseñar los embalses que dieran la producción hidroeléctrica suficiente para el desarrollo industrial de la provincia malagueña.

Desde mediados del siglo XIX, destacados personajes de Málaga comenzaron a pensar en dar forma y hacer realidad un proyecto de infraestructuras hidráulicas a fin de producir la necesaria energía eléctrica para todo el entorno provincial. 

Desde tiempos antiguos la comarca ha sostenido un floreciente comercio, debido a la comunicación de esas fértiles tierras con el litoral de Málaga. El río Guadalhorce (Río de Trigo en árabe) ha sido su vía de integración. Aprovechar su orografía para crear presas con funciones hidroeléctricas, era la fase siguiente para emprender un desarrollo moderno y sostenido.

Era cuestión de aprovechar el curioso y agreste paraje natural y ponerlo al servicio del desarrollo. Con electricidad, la economía de producción del campo daría un salto cualitativo y cuantitativo. 

El Desfiladero de los Gaitanes, por donde cuelga el Caminito del Rey,  está en el centro de la provincia de Málaga. Toca los municipios de Álora, Antequera y Ardales. Debajo de ese tajo rocoso, que cae a pico desde esa senda tan particular, transcurre el río Guadalhorce, tras haber dejado atrás los embalses de El Chorro, Guadalhorce, Guadalteba y Gaitenajo.

Ese desfiladero, excavado durante milenios por dicho río, tiene acceso desde el Norte por el embalse del Guadalhorce y desde el Sur por El Chorro. En medio cuelga, sostenido en el vacío, el Caminito del Rey.

El Caminito del Rey es una vía peatonal pegada a las paredes verticales del cañón de los Gaitanes, que se recorre por tres kilómetros. En tramos, su anchura es de un solo metro. Cuelga de esas rocas a más de 100 metros de altura sobre el río Guadalhorce.

Desde la prehistoria 

Esta comarca tiene historia antigua. Como han probado los especialistas, la presencia humana en estos parajes se remonta a la época del neolítico. Las claves están dadas por la posibilidad geoestratégica de la conexión entre el interior y el litoral, facilitada por los ríos Turón, Guadalteba y Guadalhorce. Así, que la zona tuvo, desde siempre, la impronta del desarrollo económico.

Esos primeros pobladores se asentaron en el período denominado del Bronce. Les permitió un salto en el desarrollo de sus sociedades primitivas y pudieron conectar los valles interiores con el valle Bajo del Guadalhorce. Todo va sucediendo entre los siglos IX y III antes de Cristo, momento histórico cuando los Romanos llegan a instalar su Imperio en esta zona y en toda la península Ibérica. 

Los humildes inicios del Caminito del Rey

Este territorio, encajado entre planicies, ríos caudalosos y montañas rocosas, tiene historia larga y copiosa. Los pueblos que allí se han asentado, prehistóricos, fenicios, íberos, cartagineses, romanos, godos, árabes y hasta la actualidad, han sabido sacar provecho a ese entorno privilegiado. 

A partir del siglo XX, se produjo el gran salto hacia el desarrollo industrial. El conjunto de presas e infraestructuras hidráulicas proporcionó la energía eléctrica. Para facilitar los trabajos, arduos y peligrosos en aquellos años, se ideó la pasarela suspendida de las paredes del Desfiladero de los Gaitanes, con la finalidad de facilitar el tránsito de los operarios.

Era para entonces un humilde caminito de servicio, que tras la inauguración por el rey Alfonso XIII, el pueblo dio en bautizar como el ‘Caminito del Rey’. Un sendero suspendido en el aire por la tecnología de aquel entonces. El tajo, horadado en la roca por el río Guadalhorce durante miles de años, vio cómo iban construyendo el caminito que facilitaba el avance de las obras hidráulicas.

Un paraje de gran belleza natural. El desfiladero se encuentra entre los municipios de Álora, Antequera y Ardales. Forma parte de un sistema de sierras formadas predominantemente por piedras calizas y dolomías jurásicas. Un territorio agreste formado por montañas tales como Abdalajis, Huma, Llana, Tajo del Cuervo y Salto de la Zorra. Son la parte occidental de la Coordillera Bética.

El Caminito del Rey se aferra a la pared rocosa del desfiladero, que tiene una prolongación de tres kilómetros. En ciertos tramos, entre una pared y la de enfrente, sólo la separan 10 metros. Si se mira al fondo, las alturas pueden recorrer una visión de 300 metros de profundidad.

Una acuarela de diversos personajes se ha sentido atraídos por esta comarca. Muchos artistas han venido aquí a buscar plasmar sus creaciones. Pintores, escritores, poetas, viajeros del Romanticismo, dramaturgos, cineastas, entre otros, han llegado y se han instalado para encontrar inspiración, paz, sosiego en estas tierras.

Un Caminito del Rey de uso práctico

Tal como ayer, cuando fue construido, sigue teniendo ese sentido práctico de conexión de un punto con otro. Ayer fue ayudar a los operarios a ‘caminar’ entre los puntos de su trabajo, como era la construcción de las centrales eléctricas de los saltos de agua a comienzos del siglo XX. Andando ese siglo, y una vez concluidas las obras en 1921, los lugareños siguieron usando el Caminito del Rey, en sus traslados cotidianos. 

Andando el tiempo, las inclemencias naturales, el uso humano y la falta de mantenimiento, fuero deteriorándolo. Cumplió su cometido durante largos decenios. 

Hoy, entendiendo el valor histórico, sociológico y su potencial turístico, dado su espectacular y privilegiado enclave, se ha logrado rescatarlo, rehabilitarlo y ponerlo al servicio de los ciudadanos locales y visitantes extranjeros.

Antecedentes del Caminito del Rey

Los orígenes del Caminito del Rey se fijan hacia mediados del siglo XIX. En 1840, se inicia el proyecto de construir una línea férrea entre Córdoba y Málaga. Prohombres malagueños, tales como Jorge Loring, Martín Larios, Joaquín Ferrer, José Hernández Varela y Enrique  Sandoval, se junta alrededor de esa idea. Constituyen una comisión de estudio en 1851 para dar forma a esa nueva vía. 

El trabajo fue arduo y prolongado. Tras ser promulgada la Ley del Ferrocarril por el Gobierno de España en 1855, se otorga la concesión de explotación a Jorge Loring en 1859. Constituye una sociedad donde intervienen capitales de la alta burguesía malagueña, que suma a los ayuntamientos interesados en tal trazado; se agregan capitales franceses, catalanes e ingleses. En marzo de 1860 se inician las obras. Seis años después concluyen los trabajos de la línea Córdoba-Málaga. Desde la primera idea en 1840 a la inauguración en 1866, habían transcurridos veinte años. 

Como rezaba el nombre de la fábrica de la familia Loring, ‘La Constancia’, probaron que fue esa cualidad la que les hizo conseguir concluir y poner en marcha esa línea de ferrocarril entre las dos provincias. Quedaban unidos los ricos campos de Córdoba, sus minas de carbón de Belmez y Espiel con la costa mediterránea y la Málaga industrial de la época.

La obra, tomando en cuenta los años del proyecto y construcción, fue una proeza de la ingeniería. En 192 kilómetros las vías cubrían los territorios agrícolas del interior de Andalucía hasta los valles y costa malagueñas. 

Para salvar las montañas, tuvieron que construir 17 túneles, 8 viaductos y 18 puentes. Así la vía férrea fue avanzando por pueblos tales como: Fernán Núñez, Montilla, Aguilar de la Frontera, Puente Genil por la provincia de Córdoba. Y por la de Málaga, Bobadilla, Gobantes, El Chorro, Las Mellizas, Álora, Pizarra, Cártama, Los Remedios y Campanillas.

Alfonso XIII a su llegada en tren al Desfiladero de los Gaitanes

La vía férrea por el Desfiladero de los Gaitanes

Muchos de los citados túneles ferroviarios, así como los puentes y viaductos fueron realizados en el Desfiladero de los Gaitanes. En esas formaciones rocosas las dificultades fueron inmensas debido a lo agreste del terreno. Por allí, la vía del tren avanza por la margen izquierda del río Guadalhorce y atraviesa el mencionado desfiladero a la misma altura que el Caminito del Rey

Precisamente por tener el nuevo tren una estación o apeadero en El Chorro, las poblaciones de los alrededores se beneficiaron de un nuevo auge comercial. Los historiadores están de acuerdo en que el trayecto del ferrocarril entre Córdoba y Málaga representó, desde el siglo XIX un importante aporte al desarrollo de toda la comarca malagueña. 

Al salvar, mediante el complejo e intrincado trazado ferroviario las dificultades de la orografía, la región recobró el crecimiento comercial que había visto escapar a causa de su aislamiento con el resto de Andalucía. El nuevo camino de hierro abrió nuevas perspectivas hacia un futuro más promisorio. Su tradicional economía basada en el pastoreo y la agricultura de subsistencia comenzó a tener mejores salidas a mercados externos. 

Portadilla de las páginas gráficas de La Unión Ilustrada

Una nueva era: la llegada de la electricidad

La introducción de la electricidad en España llegó con retraso. Hacia 1873, Barcelona inicia la generación eléctrica aplicada a su industria textil. Era el inicio de una revolución. En Sevilla, unos años antes, 1860 había experimentado con el alumbrado público, usando lámparas de arco voltaico. Pudieron usarlo también en la Feria de Abril de aquel año. Almería hizo pruebas similares ese mismo año, sin mayor trascendencia. 

El verdadero empuje eléctrico fue dado con el aprovechamiento de los saltos hidráulicos y las nuevas turbinas. Era la energía hidroeléctrica, conseguida al represar los cauces de los ríos y generar electricidad. 

Esa nueva forma de producir electricidad fue sustituyendo, aunque lentamente y nunca dejaron de usarse, al carbón y al gas. Es de pensar que el recurso hidroeléctrico depende de las lluvias que alimentan a los ríos. España tiene como característica períodos largos de sequía. 

Hacia finales del siglo XIX y la década de los años treinta del XX fueron apareciendo empresas o compañías eléctricas, que producían y distribuían la luz. Pero tener luz eléctrica en aquellos años era un lujo. 

A manera ilustrativa reseñamos algunas de las principales empresas de electricidad que se crearon en esa época:

  • Hidroeléctrica Ibérica (Bilbao, 1901).
  • Sociedad Hidroeléctrica del Chorro (Málaga, 1903).
  • Hidroeléctrica Española (1911).

Es de hacer notar que Málaga estuvo en cabeza de Andalucía en el uso de la energía eléctrica. Ya en 1893 funcionaban seis centrales con una potencia de 90 CV, mientras que Córdoba, Cádiz, Jaén; poseían  dos; Almería, Sevilla y Granada, una y Huelva ninguna.

Aun así, por motivos de costos, el gas continuó usándose en el sistema de alumbrado público y calefacción. En 1903 comienza la producción de energía hidroeléctrica a gran escala. Pudieron reducirse los precios a los usuarios y la electricidad comenzó a ser asequible.

Rafael Benjumea Burín
Rafael Benjumea Burín (Cuadro de la galería de retratos de la Fundación de Ferrocarriles Españoles)

Un malagueño visionario: Rafael Benjumea Burín, Conde de Guadalhorce

Este malagueño es un impulsor de la modernización de Málaga. Tuvo la firme convicción de la necesidad de dar un impulso definitivo al desarrollo industrial. El camino era producir la suficiente energía eléctrica. La forma era aprovechar los recursos naturales de los saltos de agua. Pensó en construir una gran central hidroeléctrica con capital nacional. 

Para ello, Benjumea se empeñó en el Salto del Chorro, creado por él en 1903. Distribuía electricidad a la ciudad de Málaga. Su desarrollo propició el nacimiento de una industria agraria de calidad gracias al suministro de electricidad a costes moderados. Hasta la iniciativa de Benjumea, Málaga había estado servida por empresas extranjeras (alemanas e inglesas), que fueron absorbidas por la empresa del malagueño al poco tiempo.

Su empuje consiguió competir por la calidad de la energía producida y en sus precios. Le permitió comprar la empresa de tranvías de Málaga de propiedad belga. Y, lo más importante, financiar la construcción de la gran presa de Guadalhorce, en el Desfiladero de los Gaitanes, que dio un impulso definitivo a la agricultura de la comarca. Por tal empresa, el rey Alfonso XIII nombró a Rafael Benjumea, conde de Guadalhorce.

En la monumental empresa acompañaron a Benjumea sus parientes de la familia Loring. Jorge Loring Heredia, Francisco Silvela de Le Vielleuze y José Loring Heredia. Le presa fue inaugurada por el rey Alfonso XIII el 21 de mayo de 1921. Para llegar a la misma el rey y su comitiva transitaron por el humilde camino de los operarios, que a partir de ese día comenzó a ser llamado el Caminito del Rey.

El Caminito del Rey hoy

Los pobladores de la región lo conocen desde siempre. Allí estuvo para servir de vía de comunicación a los trabajadores de aquellas presas. Desde que lo construyeron, a 100 metros de altitud, las gentes lo usaban para acceder al poblado del Chorro, donde paraba el tren en dirección a Málaga

Tras sus años de deterioro, la Diputación de Málaga puso en ejecución un plan de recuperación. El objetivo era ponerlo en funcionamiento como eje principal dinamizador del turismo. Devolver el uso seguro y placentero del Caminito del Rey, ha sido también recuperarlo para los habitantes de estas tierras, de unos pueblos que sienten su Caminito del Rey  como parte de su memoria histórica. 

La Diputación de Málaga junto a los tres ayuntamientos por donde transcurre el Caminito del Rey (Álora, Ardales y Antequera), la Junta de Andalucía y la colaboración de los Ministerios implicados, pusieron en marcha el proyecto de rehabilitación y adecuación. Hoy es un recorrido que atrae a turistas de todo el mundo. Y está nominado a ser calificado como Patrimonio de la Unesco.